A CONTINUACIÓN EL ENSAYO DE LA DRA URRUTIA (Si quiere debatirlo después de los tres primeros párrafos por favor inicie la discusión)
1 comentario:
Rebeca Urrutia
dijo...
¿Que ver y que no ver en Bogotá, y por que? Por Rebeca Urrutia
A los elocuentes lectores de mi columna ya les es común descubrir en mis líneas una tarea, un que hacer, una faena y espero no defraudarlos con esta que se ha convertido en un reto personal. Hoy voy a poner a prueba dos obras teatrales, la primera (próximo estreno), autor extranjero, adaptación y la segunda (ya en cartelera), autor y montaje colombianos. Estamos hablando, nada más y nada menos que de “Los Demonios” de F. Dostoievsky (dirigida por Ricardo Camacho) y “La Llave” de M. Suárez (dirigida por Mauricio Suárez); hasta los nombres proponen retos… ¿Cuántos demonios hay en un lugar cerrado con llave? y ¿Que tipo de llave se necesita para liberar a los demonios? Hay que descubrirlo… Espero ustedes se estén imaginando lo mismo que yo.
Para entrar en materia voy a resumir lo que podemos esperar en cada uno de los espectáculos: En Los Demonios, nos encontremos con un drama ruso de finales del siglo XIX, donde se hace evidente una lucha revolucionaria, y la capacidad de destrucción, la muerte del ser humano y la disyuntiva entre el bien y el mal, son problemas sociales recurrentes en la sociedad de la época. Un ambiente lúgubre, lleno de escaleras que se pierden en la penumbra, nos dará la bienvenida. En La Llave tal ves podamos sumergirnos en un universo enmarcado en una tragedia familiar, un drama humano, vivido por personajes cotidianos, personajes que habitan nuestro barrio, comen en nuestros restaurantes y compran en nuestras tiendas, personajes con una proximidad aterradora, no sólo porque pueden ser nuestros vecinos, sino porque ellos nos hablarán al oído, sentiremos su respiración tras nuestra nuca y nos conducirán por oscuros laberintos, de los que deberemos salir vivos. En este universo diseñado para el espectador, él es el protagonista.
Ya está planteada la tarea y no es ninguna bagatela o nimiedad, son dos posturas, dos enfoques, dos distintos encuentros con las artes escénicas que nos envolverán, pero mas allá de pasar una noche increíble, en buena compañía, está labor nos lleva a descubrir cual de ellas nos llama, nos entretiene, nos divierte, nos evoca, nos abre la mente a los misterios de la inteligencia, de la percepción y el entendimiento, cual con su lenguaje nos permite participar de las delicias de un espectáculo que debe transformar la forma de ver el arte en este milenio, en este país, en nuestro hogar…
Bueno, respóndase la pregunta… Y los espero en una nueva edición.
1 comentario:
¿Que ver y que no ver en Bogotá, y por que?
Por Rebeca Urrutia
A los elocuentes lectores de mi columna ya les es común descubrir en mis líneas una tarea, un que hacer, una faena y espero no defraudarlos con esta que se ha convertido en un reto personal.
Hoy voy a poner a prueba dos obras teatrales, la primera (próximo estreno), autor extranjero, adaptación y la segunda (ya en cartelera), autor y montaje colombianos. Estamos hablando, nada más y nada menos que de “Los Demonios” de F. Dostoievsky (dirigida por Ricardo Camacho) y “La Llave” de M. Suárez (dirigida por Mauricio Suárez); hasta los nombres proponen retos… ¿Cuántos demonios hay en un lugar cerrado con llave? y ¿Que tipo de llave se necesita para liberar a los demonios? Hay que descubrirlo… Espero ustedes se estén imaginando lo mismo que yo.
Para entrar en materia voy a resumir lo que podemos esperar en cada uno de los espectáculos:
En Los Demonios, nos encontremos con un drama ruso de finales del siglo XIX, donde se hace evidente una lucha revolucionaria, y la capacidad de destrucción, la muerte del ser humano y la disyuntiva entre el bien y el mal, son problemas sociales recurrentes en la sociedad de la época. Un ambiente lúgubre, lleno de escaleras que se pierden en la penumbra, nos dará la bienvenida.
En La Llave tal ves podamos sumergirnos en un universo enmarcado en una tragedia familiar, un drama humano, vivido por personajes cotidianos, personajes que habitan nuestro barrio, comen en nuestros restaurantes y compran en nuestras tiendas, personajes con una proximidad aterradora, no sólo porque pueden ser nuestros vecinos, sino porque ellos nos hablarán al oído, sentiremos su respiración tras nuestra nuca y nos conducirán por oscuros laberintos, de los que deberemos salir vivos. En este universo diseñado para el espectador, él es el protagonista.
Ya está planteada la tarea y no es ninguna bagatela o nimiedad, son dos posturas, dos enfoques, dos distintos encuentros con las artes escénicas que nos envolverán, pero mas allá de pasar una noche increíble, en buena compañía, está labor nos lleva a descubrir cual de ellas nos llama, nos entretiene, nos divierte, nos evoca, nos abre la mente a los misterios de la inteligencia, de la percepción y el entendimiento, cual con su lenguaje nos permite participar de las delicias de un espectáculo que debe transformar la forma de ver el arte en este milenio, en este país, en nuestro hogar…
Bueno, respóndase la pregunta… Y los espero en una nueva edición.
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