LOS CAMPESINOS Y SU LEGADO

Creo que una gran enseñanza que queda para todos de esta semana; es la dificultad de mantener una conexión constante con el pensamiento del otro, de ese que quiere existir para vivir el drama y no para recitarlo; una señal de que no somos "él", sino que somos nosotros es cuando nos sorprendemos de su forma de pensar, nos sorprendemos hasta que nos sonrojamos e intentamos asumir sus acciones sin querer asumir sus consecuencias.

La entrega a un personaje es un todo físico y espiritual, sólo que no todos los actores están en la capacidad de asumirlo de tal manera. Es difícil asumir concientemente la presencia del otro en la realidad, en su realidad, creo que al entender que el mundo dramático del personaje es esa realidad podría entonces asumirse concientemente su pensamiento sin el ánimo desprevenido de la risa cuando me comunico con sus palabras.

Intervenir el cuerpo del actor con el cuerpo de un personaje es un universo complejo lleno de posibilidades, lleno de caminos que llevan a la meta trazada y lleno también de desvíos que posiblemente nunca le permitan llegar; los actores y actrices deberían estar en esta búsqueda, pero debe ser un proceso racional que luego sea un compromiso emotivo con su desarrollo artístico; esa intervención constituye fundamentalmente el éxito o no de su trabajo actoral, pues será lo que se pueda percibir, un cuerpo construido para el personaje siempre será el inicio de la verdad en escena.

Cuando convoqué a todos los actores a que dieran su voto por uno de sus compañeros, vi cosas que no había visto en la valoración que busca la objetividad del proceso técnico, esa magia de contrastar reflexiones con los otros que conocen y desconocen es un proceso de verificación de que la verdad en escena existe y sólo se viste con diferentes palabras.

Encontrar la línea de pensamiento del personaje, es encontrar sus principios y ética, así se podría entonces hablar con sus palabras y reir con sus gestos, esto a veces sucede sin darnos cuenta, pero debería suceder con la conciencia de que sucede en otro, en ese otro que debo lograr ser.

El pensamiento del personaje es entonces un supuesto técnico, y más para el Teatro Vivo, lograrlo es aún más difícil, lo reconocimos en esta semana, ¿de qué dependen entonces nuestros personajes?, ¿de la montaña rusa de la organicidad del actor?, ¿hay respuesta?, si la hay tenemos que encontrarla y estoy seguro que no es el talento o la chispa, no lo es.

2 comentarios:

yennnifer gaviria dijo...

Interesante articulo,esta semana para los actores fue de muchas busquedas, para algunos se hace evidente el cambio de la organicidad a la tecnicidad. quien se debe afectar es el personaje, y eso me ha quedado muy claro desde el principio, si los personajes conocen el universo dramatico y hay un estudio riguroso de todo lo que implica la vida de estos y si el actor verdaderamente se conoce no habra ese choque.
comprender que soy otro es mi objetivo, objetivo que esta semana se logro.

Anónimo dijo...

Realmente la semana temática de los campesinos fue muy interesante, se logró ver la flexibilidad que puede tener un actor para la creación de un ser que tiene una escala de valores muy diferente a la propia, el cambio vocal, gestual y corporal no dió lugar a duda de eso.

El machismo como eje de trabajo brindó muchas herramientas para el juego entre personajes, el trato familiar encapsulaba las acciones pero, tal vez no, el pensamiento y allí donde se puede cuestionar la inteligencia del actor, su capacidad de adaptarse, de creer que no es él sino otra persona y con base en eso empezar a vivir en situaciones varias que permiten superar problemas que un actor del Teatro Vivo no debe poseer. Personajes arbritarios por sus prejuicios culturales pero de muy buena propuesta escénica.